Venga… Dale un beso a la abuela…. ¡No quiero!
En muchas ocasiones se obliga a los niños a dar un beso o a dar una muestra de afecto a una persona de su círculo social sin que el niño quiera. ¿Estamos haciendo lo correcto?
¿Qué es lo que le estamos “enseñando” al niño?
Le estamos diciendo, que aunque no queramos, si otra persona nos pide que le demos un beso, abrazo o cualquier forma de afecto, debemos dársela. Le estamos enseñando que cuando nosotros no estemos delante, tiene que hacer lo mismo ante demandas de otras personas, sean niños o adultos.
Y ¿es esa la realidad? ¿Vosotros como adultos dais muestras de afecto a todas las personas que os lo piden o sólo a las que vosotros queréis?
En este punto, quiero que penséis que es un peligro muy grande. Si a los niños les forzamos a dar besos a adultos u otros niños cuando ellos no quieren hacerlo, le estamos dando la oportunidad a los pederastas a que simplemente pidan al niño una demanda de afecto y éste, como ha sido enseñado a que por obligación tiene que hacerlo cuando se lo piden, lo hará y ahí no estaremos nosotros para decirle que a esa persona ni se acerque.
Creo que es importante que los adultos de referencia de los niños, no nos dejemos llevar por la presión social y le demos a los niños mensajes adecuados.
Otra situación muy común, suele ocurrir en los eventos con niños, en un momento determinado dos pequeños discuten y acaban pegándose ¿Os suena? Los padres se agolpan alrededor y siempre hay alguien que dice: “Venga, no pasa nada, le das un besito y le perdonas”.
Otra vez, os invito a recapacitar sobre lo que significa esa frase en ese contexto.
¿Realmente ayuda a los niños o sirve para aliviar la tensión entre los padres?
Como adultos que sois, cuando os enfadáis con alguien, ¿se os pasa el enfado enseguida? ¿Queréis que esa persona con la que estais enfadados, os toque o peor aún, os de un beso?
Si a vosotros, que sois adultos y tenéis más herramientas de gestión emocional que los niños, os cuesta, ¿Por qué intentamos que los niños cambien tan deprisa esa emoción negativa y la transformen en otra positiva si nosotros mismos no somos capaces de hacerlo?
Si reconocemos las emociones de los niños y las respetamos, le estamos enseñando a respetarse primero a sí mismos y después a los demás.
Este post es un reclamo a ser conscientes de lo que decimos a los niños. Que se digan esas frases de forma habitual no significa que sean adecuadas.