Como podemos ayudar a los niños a enfrentar la muerte de los seres queridos

¿Cómo podemos hablar a los niños de la muerte?

Hace unos días, una mamá me preguntó que le tenía que contestar a su hija de 6 años cuando ésta le preguntaba por la muerte. “Mamá…que pasa cuando alguien se muere? ¿Dónde va? Yo no quiero que te mueras….”.

El miedo a la muerte es un miedo evolutivo y normal que suele desarrollarse sobre los seis años. Los niños se enfrentan a muertes de mascotas o de conocidos y empiezan a ser conscientes de que hay un proceso llamado “muerte” y no saben muy bien qué es lo que ocurre después. Solo saben que les priva de estar con sus seres queridos. Este miedo, si se aborda con naturalidad, pasará, igual que el miedo a la oscuridad o a los monstruos.

No creo que exista una forma única de abordarlo. Como siempre, pasa por reencontrarnos con nuestras propias creencias sobre la muerte, y preparar a los niños para una situación que llegará en un futuro.

Siempre que os preocupe algún tema con los niños, es mejor anticiparse y preparar a los niños. Abordar el tema cuando sus emociones son neutras o positivas hará que lo asimilen mejor, y tengan más herramientas para comprender la situación que cuando tienen que enfrentarse directamente con un duelo.

Lo primero es plantearnos, ¿qué mensaje le quiero transmitir exactamente? Sobre esta cuestión no voy a entrar, entiendo que cada uno tiene una creencia personal sobre lo que ocurre al final del camino. Lo que sí es cierto es que cada persona tiene su propia filosofía de vida y de muerte y es interesante mostrarles a los niños que no hay una única creencia, al igual que hay diferentes religiones.

Pensad también que la creencia que habéis desarrollado vosotros, es fruto de una vida de reflexiones personales y que es mejor, cuando son pequeños, no entrar en mucho desarrollo filosófico. Sed concretos. Los niños necesitan verlo de forma tangible.

Es más fácil que los niños se imaginen un cielo al morir con nubes, blanco y muy tranquilo donde estarán sus seres queridos, porque pueden verlo e imaginárselo en la mente, que creer que nos volvemos a transformar en energía, o que no existe nada después de la muerte y se convertirán en polvo. En mi opinión, si vuestra creencia radica en esta última opción, yo trataría de dar una respuesta concreta y que ellos puedan imaginársela de forma visual. No es necesario siempre ser tan realista con los niños. Es muy difícil para un niño de seis años imaginar que en un momento determinado dejará de existir y se convertirá en “nada”.

Ya tendremos tiempo a lo largo de su desarrollo y sobretodo de su madurez, de poder profundizar en nuestras creencias. Lo que sí les debéis dejar claro es que es un proceso permanente.

Existen ciertos aspectos comunes a todas las creencias filosóficas, que pueden ayudar a los niños a enfrentarse con este reto:

1. Anticiparse a que ocurra. No es un tema agradable de tocar, sobretodo en nuestra cultura occidental, pero podemos aprovechar el cine o los cuentos que tratan el tema para sacarlo de forma voluntaria y hablarlo. Algunas de las películas que tratan de forma principal o secundaria la muerte son: Bambi, Mi chica, Ghost, el Rey León, o Qué bello es vivir entre otras muchas.
2. Dejar que los niños descarguen la ira que trae consigo la pérdida en las primeras etapas. La muerte alberga diferentes sentimientos hacia los  que se van, pensamientos de injusticia o enfado, quizá por creer que no era su momento.
3. En ocasiones, los niños creen que es un hecho que ocurre por su mal comportamiento o por su culpa. Es importante indagar si esto ocurre, y liberar a los niños de este sentimiento de culpa. 
4. Honrar la muerte del ser querido pudiendo expresar su dolor ante la pérdida. Recordando al ser querido sin miedo a verter lágrimas. De esta manera, los niños normalizarán la expresión de sentimientos de dolor. Herramienta que les ayudará a enfrentarse a esta difícil situación. Compartir la propia tristeza les ayudará a superarlo. También es interesante dar las gracias a la persona que se ha ido por todo lo que nos ha ofrecido en vida. Hacerle dibujos o algún trabajo manual les puede ayudar también.
5. Dejarle abierta una vía de comunicación con el ser que ha fallecido. Este punto es importante, sobretodo si ha sido un familiar muy cercano con el que el niño hablaba mucho. Buscar un sitio especial para estos encuentros, puede ser su lugar favorito, o un sitio en el que el niño tenga un recuerdo especial con esa persona. Esta comunicación también puede ser a modo de cartas o en un diario. Pensad que, en muchas ocasiones, el niño necesita seguir manteniendo esa relación y seguir compartiendo, aunque sea su dolor.

Si queréis profundizar en el tema, os dejo una pequeña bibliografía que os puede ser de interés:

• “El duelo y los niños”. Consuelo Santamaría. Editorial Sal Terrae.
• “Cómo ayudar a los niños a afrontar la pérdida de un ser querido”. William C. Kroen. Editorial Oniro.
• “Aprendiendo a vivir sin ti”. Amelia Rodríguez Gutiérrez.
• “Consejos para niños ante el significado de la muerte”. Allan Wolfelt. Editorial Océano.
• “Claves para ayudar a sus hijos ante el duelo y la pena”. Joy Johnson. Editorial Longseller S.A.