¿Cuándo empiezo a hablar con mi hijo sobre temas que me preocupan?

9 junio, 2016

Esta es una pregunta bastante común entre progenitores. “¿es demasiado pronto?” O “¿es ya tan tarde que ahora ni me escucha?”.

Muchos son los padres que se han acercado a mí para confesarme los miedos que tienen respecto a sus hijos y la realidad “de ahí fuera” y para preguntarme, cuándo es un buen momento para abordar temas que les preocupan.

Si te estas planteando esta cuestión, ya has avanzado mucho!. En muchos hogares se tiene la creencia de que si no se habla de ello, ese peligro no existe o que con la educación que ya han dado (aunque no se hayan abordado de forma explícita esos temas) es suficiente.

Yo siempre contesto lo mismo. No hay un libro de instrucciones para estos temas, ni una única manera de abordarlos, hay mil posibilidades. Lo que sí es importante, es que los adultos de referencia “tengan un plan” y sobretodo, que, en la casa exista buena comunicación como para hablar de temas delicados sin violentarse por ninguna de las dos partes.

Por “plan”, me refiero a que los padres, debéis plantearos la manera en la que queréis hablar con ellos, o si queréis hablar con ellos o no. Pero es importante que de forma consensuada toméis la decisión. Son cuestiones importantes que no se deben dejar a la espontaneidad del momento, o sólo a si surge el tema.

En muchas ocasiones no es tarea fácil. Ayer mismo fui testigo de una discusión en la que se intentaba llegar a un acuerdo sobre cómo educar en educación sexual a los niños. ¿Qué es lo que queremos enseñar realmente? ¿Lo hacemos desde un punto de vista de lo que está mal o lo que está bien? ¿O que sólo se puede tener relaciones sexuales si hay amor? y ¿a qué edad?…

Repito que no es tarea fácil, ¿quién es capaz de afirmar lo que es correcto y lo que no, y menos aún en una sociedad que se mueve a un ritmo vertiginoso?. Como siempre, exige por parte de los progenitores, que se hagan primero esa reflexión personal.

Hay adultos, que me han dicho que prefieren no hablar con sus hijos de esos temas. Me cuentan que, ellos han sentado en su casa una filosofía de vida, unos valores, y creen que sus hijos estarán preparados llegado el momento, y podrán extrapolarlo a su realidad y a los peligros que les puedan venir.

Otros adultos, en cambio, me dicen que prefieren primero informarse de los riesgos que supone, navegar en Internet libremente, tomar alcohol o probar las drogas, para luego, poder informar de la mejor manera a sus hijos. Entre medias de estas dos actuaciones hay un amplio abanico de opciones. Cada una de ellas válida en su contexto de familia.

librosSea cual sea el momento que elijamos, acordaros de estar bien actualizados. Si yo quisiera dar un taller de información a jóvenes sobre prevención de consumo de drogas, tendría primero que ponerme al día sobre lo que hay realmente en la calle. Tengo que tener toda la información y haberla buscado en sitios fiables.

megaphone2[1]Para poder hablar de temas delicados sin violentarse, es necesario que antes hayamos hablado de otras miles de cosas que no tengan tanta importancia, y hayamos instaurado en casa un diálogo de comunicación, y eso se hace desde que los niños tienen capacidad para hablar.

corazón-con-orejasHay una tercera cuestión que no se debe desdeñar y es el “Cómo se lo digo”. Existen un montón de películas que abordan diferentes temas, así como cuentos o libros si son mas mayores. Apoyaros de una herramienta de este tipo y os será más fácil sacar los temas a colación.

Una amiga mía, de cuarenta y ocho años de edad, me comentaba hace unos días cómo está trabajando en terapia el tema de sus relaciones de pareja. Ninguna persona es suficiente para ella, y sin que peque de una autoestima inflada, siempre recuerda la frase de su madre” aguanta todo el tiempo que puedas tu sola, los hombres siempre estorban”.

Otra persona muy cercana, me confesaba como en su caso, no aguanta mucho en sus relaciones por la creencia de que “no se debe estar en pareja si no estás enamorada” repetida tantas veces por su padre.

Creo que lo que inculquemos a nuestros niños no debe de tener una carga emocional fuerte, basada en una experiencia personal y a una circunstancia concreta nuestra, sino que lo que les enseñemos debe ser más objetivo, para que los niños puedan vivir libremente sus propias experiencias sin estar condicionados por las vivencias ajenas.

Por concretar, creo que es importante que los padres primero hagan una reflexión personal sobre los temas que les preocupan, tomen una decisión de qué quieren enseñar,  se informen de cómo hacerlo, y lo hagan ellos mismos.

 

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